Hoy me he llevado una alegría cuando, después de creer durante mucho tiempo en su total extinción, mi café llegó acompañado de terrones, y no de sobres, de azúcar.
Mi contacto en la zona me ha informado de que es lo más normal, que lo raro es que no sea así.
Una excusa, como otra cualquiera, para volver.
No hay comentarios:
Publicar un comentario